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AZUL: el jurado encontró culpable del delito menor incluido de lesiones gravísimas a una mujer acusada de homicidio agravado

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Durante la madrugada de este sábado se conoció el veredicto del jurado en el "caso Santillán", juzgado en Azul, provincia de Buenos Aires.

Se trató de un juicio realizado bajo grandes presiones sociales y mediáticas, pues colisionaban dos posturas opuestas.

Por un lado la defensa, con el apoyo de organizaciones feministas, propugnaba la absoluta inocencia de la acusada, Cristina Santillán, alias "la Tota", al entender que había actuado en defensa propia contra su marido, Ricardo Hernández, de quien recibía permanentes maltratos desde el inicio de la relación en 1977.

Por el otro no eran pocos quienes coincidían con la fiscalía al afirmar que la acción llevada a cabo por Santillan carecía de uno de los requisitos legales para que pueda considerarse como una legítima defensa: la agresión inminente, pues le propinó dos hachazos en la cabeza mientras aquel dormía.

Es por ello que la fiscalía insistió en la acusación por el delito de homicidio agravado por el vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación. Pero así como la estrategia de la defensa contaba con la debilidad de la falta de agresión inminente, la pretensión del acusador también contaba con un gran obstáculo: la víctima murió luego de siete meses y no como consecuencia directa de los golpes sino a raíz de un virus contraído durante sus múltiples tratamientos médicos.

Frente a ese cuadro, tras oír las pruebas producidas a lo largo de cuatro jornadas de debate, el jurado se retiró a deliberar.

Al cabo de unas horas, demostrando (como habitualmente) independencia e imparcialidad y un notable criterio de racionalidad y equidad, el jurado (conformado por seis ciudadanos hombres y seis ciudadanas mujeres) aplicó su propio criterio de justicia, encontrándola en una opción intermedia: halló a la acusada culpable, pero del delito menor incluido de "lesiones gravísimas agravadas por el vínculo".

Para el jurado, la muerte de Hernández no había sido producto de la acción de Santillán, pero a la vez la mujer no había actuado en respuesta a una agresión inminente.

De este modo, impidió la aplicación de una de las penas más altas contempladas en nuestro Código Penal, optando por una opción con una pena posible mucho menor que, incluso, podría permitir la rápida libertad de la acusada (la pena será impuesta por la jueza, Alejandra Raverta, luego de la audiencia de cesura que se llevará a cabo el lunes).


Los hechos y el juicio

Una madrugada de septiembre de 2014 Santillán le propinó a su marido, Ricardo Hernández, dos hachazos en la cabeza mientras aquel dormía. Como consecuencia de esos golpes, Hernández sufrió una seguidilla de internaciones. Alrededor de siete meses después, murió a causa de un virus contraído durante ese período.

Aquella madrugada, la acusada fue detenida y el caso se encaminó hacia el juicio por jurados.

Pero el inicio de esta historia no debe buscarse en ese trágico día. Prácticamente desde el inicio de la relación, según alegara la defensa (a cargo del defensor general local, Diego Fernández, y los defensores oficiales Mariana Mocciaro y Diego Araujo), Santillán había sido víctima de constantes maltratos de parte de su marido.

Algunos testigos (principalmente, la madre del muerto y el hijo mayor de la pareja) negaron ese escenario de violencia.

Pero otros testigos y peritos describieron una relación de permanente humillación, golpes, insultos y abusos sexuales. Las historias sobre la violencia que el hombre ejercía sobre su esposa desde que se conocieron, cuando ella tenía apenas 16 años, son estremecedoras. "Pegame pero no en la cara", cuentan que la mujer le decía a su marido (aceptaba la sumisión, pero no quería quedar expuesta en el trabajo). "Pedía comida diferente a la de la familia: él exigía bifes con ensalada y el resto comía fideos. Hacía su vida, vivía ahí porque era cómodo, ella estaba sometida a él, dormía encerrado con llave y la dejaba afuera, entonces Cristina se tiraba un colchón en el living", contó el defensor general Fernández, quien asumió la defensa cuando el abogado particular original fue apartado.

Sin embargo, durante el juicio se probó que Hernández estaba dormido al recibir los dos hachazos en la cabeza por parte de Santillán. Y contra la hipótesis de la defensa, para la fiscalía, en cabeza de Laura Margaretic, Santillán mató a su marido porque él quería divorciarse.

Al comienzo del debate la fiscalía cambió la acusación original de "homicidio agravado por el vínculo" a "homicidio agravado por el vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación". La defensa de Santillán apuntó a que el jurado comprendiera que la mujer había actuado como consecuencia de casi cuatro décadas de violencia de género.

El veredicto fue enunciado durante la madrugada del sábado 26, cerca de las 2 de la mañana: "Nosotros el jurado, en nombre del pueblo, encontramos a la acusada María Cristina Santillán culpable de haber causado intencionalmente a su cónyuge lesiones gravísimas", enunció el presidente del jurado.


Leer noticias relacionadas:

- Infobae (26/08/17): Declararon culpable a la mujer que atacó de dos hachazos a su marido tras 40 años de violencia de género [Ver]

- El Tiempo (26/08/17): DECLARARON “CULPABLE” A MARÍA CRISTINA SANTILLÁN [Ver]

- El Tiempo (26/08/17): María Cristina Santillán, declarada culpable de “lesiones gravísimas calificadas por el vínculo” [Ver]


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